miércoles, diciembre 29, 2010

27 de Diciembre de 2010

Lunes. Resacoso. Me levanto después de estar todo el día de ayer en la cama. Tengo los labios llenos de pellejos. Seguramente ayer tuve fiebre. No me acuerdo de nada, solo que dormí y dormí.
Me subo en la báscula. No puedo creer lo que ven mis ojos, aunque es lógico porque ayer solo desayuné. 60,1 kg. Menos 700 gramos.
Yo creo que las cagarrinas de ayer fueron un castigo por los excesos con los dulces. O quizá es que estoy enferma.
Tengo una tos del carajo y me noto el pecho muy cargado.
Estoy como en un globo. Sábado sin salir de casa y el agobio de toda la gente y el domingo en cama, no sé si me voy a atrever a coger el coche para ir a trabajar, pero no puedo eludir mis responsabilidades porque tengo que ir a llevar unos lienzos a que les ponga bastidor para un gran montaje que estamos haciendo y tengo que llevar una muestra a mi super cliente nuevo.
Llego a la empresa y no hay nadie. Abro la puerta y no escucho el pitido de la alarma. Me extraña pero pienso que quizá el viernes salieron hacía el restaurante  para la comida y no la pusieron. Al cabo como de cinco minutos, empiezo a oír un pitido que empezaba ténue pero que rápidamente va incrementando y una voz de ultra tumba que dice: "contraseña, contraseña", salgo de mi despacho y voy al taller, paro la alarma mientras voy gritando: "¡hola!, ¡hola!, "¿hay alguien ahí?". La voz deja de hablar y lo que es peor no me contesta. De repente, el teléfono."Menos mal estoy salvada, es la de la central de alarmas"
C.A. - Hola buenos días, ¿contraseña?
Yo - ¿Contraseña? Pues... no me acuerdo.
C.A. - Es N....
Yo - Ah, pues sí N... como el perro. Es que verá, me ha extrañado que no sonara el pip cuando he abierto la puerta y de repente ha empezado a sonar la alarma. 
C.A. - ¿Quién es usted?
Yo - Mire, verá yo soy la comercial y como le decía me ha extrañado que no hiciera el pip...
C.A. - ¿Cómo se llama? - y dale con las preguntas - 
Yo - María José, la comercial
C.A. - Bien, bien pues comprobaremos la zona dos, zona de camiones que no se haya desprogramado y ya la volveremos a probar.
Yo - De acuerdo. Gracias, gracias. Adiós.
Joder que susto me he pegado. Y yo con el globo que llevo. Tengo los oídos taponados y la voz esa de ultratumba que salía hasta con eco.
Resulta que a las 9:40 h llamo al jefe y me dice que ya vienen. Las 10:40 h y todavía no han venido. Yo he dejado el coche en zona azul (en teoría era poco rato), pero no me podía ir hasta que vinieran porque quería venir conmigo al super cliente a entregar la muestra conmigo. Me llama y me dice que han pinchado una rueda y que tardarán un poco en venir. Jolín. Salgo a poner otro tiquet en la zona azul. Al final viene a las 11:15 h y aún tardamos un rato más en irnos. Vamos a llevar los lienzos y vamos al cliente, con mi coche porque el suyo está en el taller.  Cuando llego me pongo a enviar por correo electrónico las tarjetas de Navidad, bueno deseando feliz 2011 porque para las de Feliz Navidad ya vamos tarde.
Se me hace eterno hasta las 15:30 h que salgo disparada para casa.
Cuando llego a casa, tenemos que salir al centro comercial a comprar una plancha. El otro día me quejaba yo que perdía bastante agua y se lo dije a Jordi. Él se echó a reír, porque como casi siempre es él el que plancha, se pensaba que me quejaba de vicio y me dice:
J - Hay que comprar una plancha. Es que se sale todo el agua.
M J - ¡Ajá! Te pensabas que me quejaba por vicio, ¿eh?
J - Es que no sabía la magnitud de la tragedia hasta que lo he visto, está desencajada y tiene un plástico como fundido... mira.
M J - Huy, esto no estaba así el otro día. Perdía agua, pero esto no estaba así ni por asomo. Me juego lo que quieras a que se le cayó a alguien el otro día (día de Navidad) y no ha dicho nada.
J - Yo no quisiera pensar mal... pero piensa mal y acertarás.
M J - Es que cada Navidad, pasa algo: o nos tiran las cuchillas de la picadora a la basura o los cubiertos...
Es normal, la tabla de planchar estaba en nuestra habitación, pegada al armario, pero como allí dejaron todos las chaquetas y los bolsos es muy fácil que sin querer alguien le diera y la tirara al suelo y no dijera nada, of course! Para variar.
Nos fuimos al centro comercial. En la puerta de entrada al Media Markt había un trenecito y Julieta quería subir y Berta también. Aunque Berta es de las que sí se quiere subir y al segundo, cuando nota el movimiento se quiere bajar. 
El día de Navidad, mi sobrina Esther, le dió 1 € a Julieta para que lo metiera en la hucha. En el trenecito, Jordi preguntó al encargado cuanto valía y eran 2 € y Júlia ni corta ni perezosa le dijo al señor que "ella tenía 1 euro"... Jordi se petaba de la risa.
Le pregunté si me podía subir con ellas, por Berta, y me dijo que sí. Nos cobró 4 € y nos subimos las tres.
Este año han montado una pista de hielo fuera del centro comercial que con dos tiquets que sumen 10 € entre los dos, te dan un vale para 15 minutos patinando. Y yo tenía unas ganas que me moría de patinar, porque me encanta patinar sobre hielo. En mis tiempos mozos patinaba de vez en cuando en la pista de hielo del FC Barcelona. Y tenía muchas ganas de que Julieta se pusiera unos patines.
Con el tiquet me fui al stand de la chica que los canjeaba y me dijo que eran dos tiquets y no uno que superaba con creces los 10 €. Total que lo que tenía más a mano era el calzedonia, entré, le compré unos leotardos a Julieta y con los dos tiquets ya tenía otro vale para patinar y además otro gorro que me regalaban, muy chulo por cierto, todo blanquito y muy discreto. Ya tienen uno cada una.
Mientras yo gestionaba el tema de los vales de patinaje, había un rey y un paje, (el mismo chico de cada año; detrás de esa frondosa barba postiza blanca se encuentran las mismas gafas de armadura metálica típicas de los informáticos) y Julieta se puso a hablar con él, no sé que le explicaría. Le dio caramelos para ella y para Berta.
Nos vamos a la pista de hielo y le pregunto a Júlia:
M J - Júlia, amb qui vols patinar, amb el papa o la mama?
Yo deseando que dijera con la mama.
J - Amb el papa.
Vale. Me resigno. Pero voy a la que da los patines y negocio con ella si podemos hacer en vez de quince minutos, siete minutos y medio cada uno. Y mi sorpresa es que me dicen que no hay problema que como no hay gente, ni ponen tiempo y que no hay problemas porque patine yo también.
¡Yuhhuuuuuuu! Jordi y Júlia se plantan los patines y se lanzan a la pista, que no es de hielo, es de plástico y patina muchísimo más que la de hielo porque además está super rallada. Pero para el efecto, es lo mismo.
Jordi se agarra a la barandilla y Júlia de la mano. Tardan una eternidad en dar la vuelta a la pista y cuando por fin acaban de dar la vuelta, se sale y me pido los patines para mí. Me los planto y me adentro en la pista con la Julieta de la mano. Vamos más rápidas que en la primera vuelta. Le voy explicando a la niña como tiene que arrastrar los pies para ir patinando:
M J - Mira, així com si fosis una princesa i estiguessis ballant.
J - ¡Així mama! - me dice imitando perfectamente lo que le había explicado.
M J - ¡Així, així! Molt bé. Ballant com una princesa.
Dimos una vuelta super rápida y aún otra más y si damos otra la niña sale experta patinadora. Para ser la primera vez que se planta unos patines no está nada mal. Se cayo una vez y algunas más que la llevaba colgada del brazo pero estuvo genial.
Fue una tarde super chula y como testigo os dejo estas foticos para que veáis que bien patinamos.










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