martes, marzo 16, 2010

Conciertos de gospel II parte

Por fin estoy de nuevo aquí, tras un parón de tres días por una maldita grieta que me ha salido en el dedo índice de la mano derecha que me impedía escribir. Además, basta que tengas una herida, por pequeña que sea, para que todos los malditos golpes vayan ahí. ¿Por qué siempre pasa?
Como contaba en el post anterior, el concierto del Hotel Arts, fue desastroso. Vale que hay que adaptarse a los espacios, aunque sean pequeños pero no habíamos contado con un handicap importante: los camareros. En mi caso, por la situación del semicírculo (si podía llamarse aquello semicírculo) las soprano estábamos situadas a la izquierda de la sala, cerca de la puerta de entrada, cual cosa quiere decir que entre Ahuna y Ahuna los camareros entraban y salían de la sala con pastel, cafés y licores y una de las veces de la coreografía del Ahuna estuve a punto de virlarle un cafelillo al camarero que le hacíamos el pasillo como a los futbolistas.
Después de unas cuantas salidas de tono de alguna y otras que no lo daban yo opté por hacer play back a ver si tenía narices a pillarlo. Imposible. Aquello no tenía ni ton ni son.
Salí de allí indiferente, un poco cabreada, ya que las espectativas que yo había depositado en este concierto quizás habían sido demasiado altas y después del estropicio que me había pillado por sorpresa, no sabía que pensar y reaccioné así.
El segundo concierto nada que ver. Después de comentar el primer concierto en grupo antes de salir a la Iglesia de Santa Maria Mitjançera de Barcelona y no en profundidad, me relajé y me dejé fluir. Era lo mejor que podía hacer, visto que no puedes poner espectativas demasiado altas.
Aquí había que darlo todo. Habían muchas cosas en juego: familiares y amigos que venían a verme, la creación de un nuevo grupo de gospel en esta iglesia entre otras.
El back stage estuvo bien. Se creó una atmosfera muy especial, intensa y entrañable. Después de un Let de wick el director nos dijo que el Institut de Gospel falleció en Diciembre de 2009 y que nosotros lo habíamos resucitado. Sin nosotros aquello no podía haber sido posible. Y lo más importante: nos dio las gracias de corazón. Yo tenía un concepto de él antes del fallecimiento del Institut de Gospel. Pero ahora, día a día, me está demostrando que las personas pueden cambiar (no mucho porque la cabra siempre tira al monte), pero esa sinceridad, esa honestidad y esas gracias de corazón me conmovieron. ¡Qué se le va a hacer!
Salimos al ruedo y la iglesia estaba a reventar. Y a darlo todo. Disfruté mucho, aunque en el ahuna, que casi nunca me equivoco me equivoqué, y ¿a qué no sabéis una cosa?
Jordi hizo el esfuerzo de venir, mi madre se quedó con las nenas. Y allí estava en primera fila, en el suelo, cámara de fotos en mano. No quiso perderse ni un detalle. Y no se lo perdió. Como fan número uno, haciendo fotos y grabó un video.
Salimos eufóricos del concierto, el público se entregó mucho y con la ayuda de Clarence Bekker y Hugo, aquello fue, a mi entender, un éxito rotundo.
Cuando llegamos a casa me enganché al ordenador, fui a descargarme las fotos y el video. ¡Qué bien, un video! En las fotos sólo salía yo practicamente (es que Jordi solo tiene ojos para mi) y el video... ¡oh, el video! ¡Un video del Ahuna! Además únicamente del momento estelar de mi equivocación en la coreografía. Y con todo lujo de detalle, como dice él.
Me vais a perdonar que no cuelgue este video en ningún sitio.
Despúes nos fuimos a cenar con algunos del coro y luego para casa. El domingo, ni me podía mover y lo que es peor, no podía hablar. Estaba completamente afónica por el resfriado y por el sobre esfuerzo de voz. Luego fui recuperando la voz; primero voz de cazalla para convertirse más tarde en voz de Manolo el camionero.

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